viernes, 29 de febrero de 2008

Honolulu

Hawaii está lejos, muy lejos de todo. Si lo buscas en un mapa, a veces ni sale y, si lo hace, casi tienes que mirar con lupa esos puntitos que ves entre la costa oeste de Estados Unidos y Japón. Además, no sólo es el hecho de que esté lejos, es que muchas zonas son como de otro planeta o de otra época. Y, todo ello, por la naturaleza volcánica del archipiélago que cambia el paisaje, que amplía islas por un lado, y destruye por el otro.

En la isla de Oahu, primero de mis destinos en este viaje, se encuentra la ciudad más grande y la capital del estado de Hawai, Honolulu. Aquí, donde Carlos está haciendo su proyecto hay casi de todo. Desde Waikiki, una de las playas más conocidas del mundo y donde siempre hay gente surfeando, a Diamond Head, un cráter inactivo donde el ejército estadounidense tiene una base militar subterránea o la bahía de Pearl Harbour.

En cuanto a Waikiki, pasear por sus calles con tiendas buenas y otras de souvenires llenos de flores y colores, o acercarse a la playa a darse un baño en las aguas del Pacífico, siempre es una buena opción. Eso sí, aunque yo he comprado algunas cositas, lo del baño todavía no se ha dado y, aunque pueda parecer mentira, llevo por aquí 5 días y todavía no he pisado la playa.





El domingo, cómo no, nos llovió. Yo ya iba con mi bikini preparado para disfrutar de un día de playa. Pero, al final, tuvimos que cambiar de planes y lo que hicimos fue pasear y recorrernos la ciudad andando (Carlos dice que camminamos unos 20 kilometros). Pasamos por un centro comercial muy grande y aproveché para comprarme algunas cosas y dejar pendiente otras compras un poco más caras...

El lunes, el día fue diferente y nos adentramos en la historia reciente más dura de Hawai: el ataque a Pearl Harbour.

La bahía de Pearl Harbour no es muy grande, pero alberga la mayor base naval estadounidense del Pacífico y, por tanto, un claro objetivo para los enemigos. Allí, el 7 de diciembre de 1941, los aviones japoneses hundieron parte de las naves estadounidenses y más de 4.000 personas murieron en el ataque. De éstos, 1177 lo hicieron en el buque Arizona.






Ese ataque fue fundamental para que Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial y ayudara contra los nazis. Aquí, este hecho se recuerda con una gran pena, pero a la vez con orgullo. En Pearl Harbour se conservan los restos del buque hundido a poca profundidad en aguas de la bahía. Se mantiene tal y como se hundió, sin vaciar los tanques de combustible (lleva 66 años perdiendo ese gasoil) y sin extraer los cuerpos de los marineros muertos dentro. Es más, algunos de los supervivientes del ataque han querido que sus restos descansaran en el Arizona y así se hizo.

Además del barco hundido, hay un museo sobre el ataque y otro militar con un submarino y todo. Pero, este último no lo visitamos porque la entrada era realmente cara.

Tras esa visita, volvimos a la zona de Waikiki, y de allí otra excursión hasta el interior de Diamond Head, paseo hasta otro centro comercial y vuelta a casa.







sábado, 23 de febrero de 2008

Primer problema: Miami

Sabiendo mi historial de despropósitos aeroportuarios no entiendo cómo todavía tengo la osadía de aventurarme en un viaje que me lleva a hacer 2 escalas. Pero bueno, como soy valiente, pues lo hago. Y, como tengo tan mala suerte, pues vuelvo a tener problemas en un aeropuerto.

Esta vez, los culpables han sido los de American Airlines por el retraso de media hora que hemos tenido en Bogotá, junto con la lentitud exagerada de los controles de pasaportes estadounidenses. Así que, después de pasarme más de 40 minutos en la cola de inmigración, se ha consumido todo mi tiempo de escala y he perdido mi conexión con San Francisco.


Menos mal que los de AA han reconocido su parte de culpa, me han dado unos bonos para transporte, una habitación de hotel que está realmente bien, tickets de cena, desayuno y comida y unos vuelos alternativos.

Ahora ya no paro en San Francisco, sino que lo hago en Dallas y, en vez de llegar a Honolulu a las 12, lo hago a las 17:20. Esto último es lo que más rabia me da porque yo ya suspiraba con ir a la playa mañana mismo. Pero, a cambio, tendré que habré descansado un poco aquí y llegaré más fresca para darlo todo por la noche.

En cuanto a Miami es, ahora y para mí, la ciudad de Carlos Benedí y Marta Sesmero. Da un poco de rabia estar durmiendo aquí y no poder verles porque no he avisado con tiempo y Carlos se ha llevado el coche a casa de una amiga y Marta está en su casa medio en la cama. Y, como aquí las distancias son eternas, es un poco difícil pasarme a verla. Pero bueno, si todo va bien, volveré para quedarme unos días en mayo y me quitaré esta espinita clavada.


Además de ser el destino de estos dos grandes personajes, Miami es el origen de mis viajes imaginarios. En octavo, uno de los mejores profesores que he tenido, Tomeu, nos hizo hacer un trabajo sobre los Everglades de Florida para la clase de catalán. En esa época (1995) internet prácticamente no funcionaba y el trabajo lo hice gracias a una revista que tenía mi padre por casa.
Tras ese trabajo, que nos adentraba en la realidad del parque nacional, vinieron una serie de viajes tipo juego de rol por diferentes zonas. Nos subíamos en los hovercrafts que imaginábamos y, tras eso, volvíamos a redactar nuestras aventuras.



Por lo que recuerdo, esta actividad era una vez por semana y en grupos. Me acuerdo de tener un mapa sobre las mesas y por allí nos desplazábamos los 4 ó 5 componentes del equipo. Lo que no recuerdo es qué hacíamos. No sé si era un poco C.S.I. o si íbamos en una aventura ecológica. Lo que sí sé es que fueron unas de las mejores clases que he tenido y, encima, aprendíamos mucho más que en una hora teórica o de actividades del libro.

Por este viaje, que además de catalán nos enseñó geografía, zoología y botánica, cada vez que veo el inicio de CSI Miami me acuerdo de Tomeu, de esa clase de 8ºD en el último piso del edificio viejo del Sagrado Corazón y de mucha gente a la que hace casi 12 años que no veo. Ahora es difícil ver a esa gente, pero lo que tengo claro es que, en cuanto tenga un puente disponible, me vengo a descubrir lo que ya conocí en Palma hace muchos años.

viernes, 22 de febrero de 2008

Rumbo a Hawaii

Aquí estoy, en el aeropuerto, haciendo un poco de tiempo antes de coger el primero de mis tres aviones que me llevarán, si todo va bien, a Hawaii, en el que es el viaje más largo de mi vida. En principio, tardo unas 27 horas de Bogotá a Honolulu, previas escalas en Miami y San Francisco y pasando por tres husos horarios diferentes. Sé que Miami y Bogotá comparten hora (6 menos que en España) y Hawaii va casi medio día atrasado (11 horas con España). Lo que no sé es la diferencia con San Francisco, aunque supongo que en el avión me enteraré.



Lo bueno de este peregrinaje entre aeropuertos y aviones es que viajo con la misma compañía, American Airlines, por lo que espero que si hubiera algún problema entre vuelo y vuelo, me consigan meter en otro alternativo. Además, al ser socio de One World me darán muchos puntos de Iberia, ¿no?
Pues nada, voy a ir acercándome a la puerta de embarque, no sea cosa que me dejen aquí. Intentaré escribir desde mis diferentes paradas, a ver si, aunque no salga del aeropuerto, puedo comentar algo de cada ciudad.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Mi cumpleaños colombiano

Mis padres siempre me han dicho que el día que nací, tío Felipe no pudo llegar a Esporlas de la nevada que había caído. Por eso, hoy, cuando he visto que el día había amanecido gris, nublado y lloviznoso he pensado que a lo mejor era un “remember” de ese 20 de febrero de hace ya 27 años.




Pues sí, hoy es mi cumpleaños. La verdad es que es el cumpleaños más largo de mi vida porque empezó ayer a las 6 de la tarde colombianas (las 12 de la noche en España) cuando Javi me mandó el primer mensaje de felicitación y terminará 30 horas más tarde, a las 12 de aquí. Además, es el más internacional de todos. Me han llegado felicitaciones desde Taipei, Estocolmo, Río y Sao Paulo, Quito, Roma, Madrid, Palma, Valencia, Hawai, Miami, Buenos Aires, Bruselas, Guatemala...






La pena, no poder celebrarlo con toda la gente que se ha acordado de mí, y con los que me gustaría liarla grande hoy. Pero una tiene que ir renunciando ya a cosas. La sala de fiestas del Chami ya ha pasado a la historia, igual que antes pasaron las fiestas en el Estu o la que me montaron en Roma entre Sara, Marty, Michela y Luca. Y, supongo, el año que viene volveré a mis fiestas mallorquinas. Pero, mientras, hoy toca disfrutar de mi primer (y último) cumpleaños en Colombia.






En la oficina, esta mañana, hemos celebrado mi día y el de Lucía, que fue el 1 de febrero pero que ella festejó en Buenos Aires. Así que hoy nos han traído dos tartas buenísimas al trabajo y, en familia, hemos disfrutado de nuestro nuevo año. La verdad es que yo quería unas tartas horteras, con mucho merengue rosa y flores comestibles. Pero, al final, nos hemos decantado por unas cosas normales y buenas. No son las tartas que me hacía tía Nasi para mis primeros cumples, pero han hecho un apaño.








Por la tarde me toca ir a recoger la ropa que tengo encargada para Hawai y preparar la maleta porque mañana no tendré mucho tiempo y no me puedo dejar nada.

Para que veáis mi evolución durante estos años os he ido dejando algunas fotos de mi vida. La mayoría no son las que yo hubiera escogido, pero deben de ser las que más le gustan a mamá, que es la que se ha tomado el trabajo de escanearlas y mandarlas.




lunes, 18 de febrero de 2008

Rebajas y el peso colombiano

Para los españoles, el concepto “rebajas” está muy arraigado en nuestra cultura. Todas las tiendas ponen más baratos sus productos en stock para no cargarse con ropa pasada de temporada. Pero, ¿qué pasa si en un país no hay cambios de estaciones? ¿Qué pasa si todas las tiendas tienen ropa para el clima de la ciudad y algunas cositas para ir a “tierra caliente” o a “tierra fría”? Pues pasa que sólo algunas tiendas internacionales ponen descuentos a sus productos.

Aquí, en Bogotá, puedes comprar bikinis todo el año. Pero comprar ropa para ir a la playa (nuestra ropa de verano) ya es un poco más complicado. Si a eso le sumamos que las “colombianas bien” de nuestra zona viven por y para sus cuerpos, es difícil, por no decir imposible, comprar en una tienda normal ropa que supere la talla 10 colombiana (una 40 española).

A pesar de estos problemas, hay algunas ventajas en cuanto al vestir. A mí, para ir a Hawai, me han hecho bikinis y modelitos a medida a muy buen precio, originales y a mi gusto. Vamos, que sólo me falta el cuerpo talla XS para irme al archipiélago norteamericano como Paris Milton.

Por otro lado, un problema grave al que nos enfrentamos ahora es el económico. Si sumamos que la retención del ICEX es ahora 200 euros más alta que en diciembre y el cambio euro-peso es también desfavorable, cuesta un poco llegar a fin de mes como antes.
Cuando llegamos a Bogotá, el cambio estaba en 2850 pesos el euro y, en diciembre, superamos los 3000 pesos por euro. Pero, ahora, nos encontramos en un momento de bajón grande en el que nos hemos estancado por debajo de los 2800 pesos.

¿Qué consecuencia inmediata tiene esto? Pues que en diciembre sacábamos del cajero 300.000 pesos y, al cambio, eran 100 euros. Ahora, sacando la misma cantidad, perdemos casi 10 euros. Si multiplicamos por el alquiler (1.500.000 de pesos), son unos 50 euros más. Y así, en todo. Vamos, que ahora sumando el 10% más de retención fiscal y la devaluación del euro frente al peso, nuestro poder adquisitivo se ha reducido en un 20%.

domingo, 17 de febrero de 2008

Febrero: ferias y fiestas

El mes de febrero es, en casa Morell Quadreny, un mes de santos y cumpleaños muy activo. Empezamos el 4 con el aniversario de tia Dolors, seguimos el 9 y 11 con los santos de Poli y tia Lourdes y, hoy Margalida pasa a ser mayor de edad. Mañana le toca a tia Nasi, mi madrina y el miércoles a mí. Por último, pero no menos importante, está mamá que pasó su cumpleaños de hace 27 años en Mare Nostrum con un bebé de apenas 3 días y pegada a la radio escuchando como “su día” pasaba a ser conocido como el 23-F.



Con Margalida me llevo casi casi 9 años y, aún así, es mi prima favorita. Es más, desde hace unos años entre Carmen y yo la hemos adoptado como la hermana pequeña de casa y ahora que yo estoy tan lejos, ellas dos se hacen las funciones fraternales (sin pelearse, ya que Carmen dice que con ella no se puede pelear). Es fuerte, porque creo que el nacimiento de Margalida es el del primer primo que recuerdo. Ser la mayor implica (o eso creo) que he ido a ver a todos los otros primos a la clínica o, como poco, en sus casas los primeros días de vida. Tengo fotos del hospital con Carmen, pero no me acuerdo. Pero de ella sí recuerdo como era de bebé, con su nariz respingona. Luego fue creciendo siendo la mimada durante muuuchos años. Es más, al no haber otra niña detrás, sigue siendo un poco “la niña” de todos.

Es lista a rabiar (ya lo decía de pequeña), pero más vaga que el suelo y aunque la diferencia de edad se nota un poco, no renuncia a nada que pueda hacer conmigo. Creo que las fiestas Chami la dejaron trastornada de por vida. No me extraña nada porque, si ya sorprenden viviendo en Madrid y sabiendo cómo es el tema de fiestas de colegios mayores, para una niña con 14 años debió de ser un impacto grande. Una pena que la última prevista tuviéramos que suspenderla por una inoportuna lesión de rodilla que nos hizo pasar unas horas en el Clínico. Pero bueno, ahora que le han regalado un viaje a Madrid por su cumple, intentaremos que pueda ir a la próxima…

Sé que a veces, Carmen se pone celosa de mi relación con Margalida, pero no tiene por qué. Una cosa es mi hermana y la otra mi prima-casi-hermana. Pero vamos, al final, ya somos tres hermanas y las quiero a las dos mucho mucho. Ahora vendrá Carmen a Bogotá con mis padres, para felicitar personalmente a Tita, tendré que esperar unos meses. Quina pena… Por cierto, este verano podríamos celebrar una gran fiesta por tu cumple, que yo ya tengo vestido!!!!!!!!

martes, 12 de febrero de 2008

Flores colombianas para San Valentín


Ahora que en España y en casi todo el mundo machacan por todos lados con San Valentín, debo agradecer al pueblo colombiano que no se hayan rendido al dominio estadounidense y, aquí, conserven el día “del Amor y la Amistad”, que cae en septiembre.

Yo pensaba que, después de ver como el mes de octubre estuvo dedicado a Halloween y noviembre, diciembre y parte de enero a Navidad, ahora nos machacarían con corazones y flores por todas partes. Pero no ha sido así.

Aunque los negocios no hagan su agosto particular con la celebración del 14 de febrero, hay empresas colombianas que sí se benefician de este negocio del amor. Este es el caso de los productores de flores, principalmente rosas que están ampliando su producción para poder satisfacer el mercado internacional con sus mejores productos. Colombia, junto con Ecuador son los países punteros en la exportación de flores frescas y durante todo el año se pueden encontrar rosas, girasoles, nardos, lirios y todo un abanico de flores que se encuentran a muy buen precio en los puestos fijos, callejeros y en los semáforos. Es más, Colombia se ha convertido en 35 años en la segunda potencia exportadora a nivel mundial, sólo por detrás de Holanda, abarcando el 14% del mercado. En 2004, el volumen de exportaciones supuso para el país una entrada de divisas de más de 580 millones de dólares y San Valentín es una fecha clave para el sector.

Durante todo el año, las flores buenas de verdad se van a Estados Unidos y a Europa. Allí se encarece su precio por 10 y ya no puedes comprar dos docenas de rosas, ni 10 varas de nardos y un ramo de hoja de eucalipto por 10.000 pesos (3,5 euros). Es más, en fechas como Sant Jordi, una rosa sola te cuesta más que aquí dos docenas…
Pero bueno, a pesar de los bajos precios, yo no creo que esta semana me regale ningún ramo, más que nada porque todavía tengo mis 10 nardos perfumando todo mi pequeño apartamento y, cuando entro, me recuerda a casa y a mi madre. Pero nunca se sabe. A lo mejor el jueves decido que esta proletaria del amor se quiere mucho y se va a hacer un regalito. O, ya me espero un poco y me hago un regalo general por el cursi-día y mi cumpleaños.

lunes, 11 de febrero de 2008

Proletarias del amor

Aprovecho que estoy en la oficina para dejar un artículo que ha publicado hoy el Diario de Mallorca y con el que me siento 100% identificada. Más tarde ya colgaré yo otro que tengo en mente...

PROLETARIAS DEL AMOR

MERCÈ MARRERO Esto es lo que somos mis amigas. Unas mujeres de condición trabajadora. No sólo para ganarnos las papas sino, y esto es lo triste, para ganarnos los afectos. Hemos llegado a la conclusión (juzguen ustedes si es, o no, triste) de que cualquier manifestación cariñosa de la otra parte nos cuesta sangre, sudor y lágrimas. Una cita, un beso, un escarceo, una relación y todos los sucedáneos imaginables. Hay féminas que nacieron con una estrella bajo el brazo. Entran en un local y triunfan. Salen del mismo y van seguidas de un nutrido séquito de pretendientes. Se mueven y son admiradas. Cautivan con la mirada. Hablan y son escuchadas. Quieren romperle el corazón al Don Juan de turno y, como salpicadas por el dicho "sus deseos son órdenes", el Don Juan de turno se despoja de su caparazón de hombre embaucador, pierde su distinción y su tratamiento señorial y pasa a convertirse en un perrito faldero. Vaya suerte tenéis, mujeres seductoras. Me río cuando un hombre suelta el topicazo de que somos las féminas las que decidimos el quién, el cómo, el cuándo, el dónde y, si me apuran, el porqué. Quien de verdad crea semejante ensueño que venga a hablar con nosotras. Mis amigas prometemos tratarle bien y no ser descorteses. Ahora bien, le explicaremos cuál es nuestra realidad. Nuestra dura realidad, si me lo permiten. Si expresamos nuestras emociones (ejemplo: "me gusta estar a tu lado"), nos acusan de ser evidentes y carentes de misterio. Cuando trasladamos nuestras necesidades (véase: "estaría muy bien que dejases de opinar sobre mi atuendo y entendieses que me gusta vestir a mi manera y no a la tuya"), nos critican de ser unas chulitas que no tenemos en cuenta las opiniones de la pareja. En el momento en que comunicamos una necesidad (supongamos: "me encantaría que tomásemos una copa juntos"), ellos piensan que somos demasiado lanzadas y la consecuencia devastadora es una veloz huida en sentido contrario. Con el rabo entre las piernas (en sentido figurado, claro está).

Las proletarias del amor somos un grupo de mujeres que siempre tenemos que dar el primer paso, enviar el primer mensaje, hacer la primera llamada, soltar el primer piropo, proponer la primera cita, lanzarnos para conseguir el primer beso y, todo eso, sin ocupar el primer puesto de ninguna lista de cautivadoras irresistibles. "Me das un poco de miedo porque creo estar delante de Agustina", le dijo él después de una discusión sobre cuestiones políticas. "¿Agustina?", dudó ella. "Agustina de Aragón. La que disparó un cañón sobre las tropas francesas. Soy un franchute cualquiera en tu valiente vida. No estoy a la altura ni de tu inteligencia ni de tu ironía. Lo siento", y colgó el teléfono. "Vaya", se dijo ella a sí misma "Y yo que pensaba que esto era el principio de una buena amistad". Será falta de habilidad, desconocimiento de las tácticas del poner los ojos en blanco, boquita de piñón, bracitos en jarras y morritos. Cuando decimos "sí" queremos decir "sí" y cuando decimos "no" queremos decir "no". Somos poco prolíficas en los "a lo mejor", "quizás" y "puede ser". Y esto, claramente, cotiza a la baja en la bolsa de la seducción. Viva la dictadura del proletariado.

Diario de Mallorca, lunes 11 de febrero de 2008

viernes, 8 de febrero de 2008

Próxima escapada: Hawaii con Carlos



Sonrío. Sonrío cada noche cuando hablo contigo porque sacas lo mejor de mí y me evades de esta ciudad. Durante unas horas cada día flotamos entre Honolulu y Bogotá contándonos lo mismo. Tú me hablas de las chicas (todas cortadas por el mismo patrón) de las que estás enamorado. Y yo de lo difícil que es pensar en enamorarme de alguien en esta ciudad.


Ya hace ocho años que llegamos a Madrid. Tú desde Ciudad Real y yo desde Palma. Durante dos cursos fuimos vecinos y yo oía hablar del guapo Carlos Redondo. Pero no fue hasta las charlas con Dorleta en el banquillo de los partidos de balonmano que empezamos a conocernos, mientras Fofas intentaba defender vuestra portería.

De allí vino Chicago. Tu escapada fugaz de ida y vuelta. Suecia, y mis promesas de ir a visitarte que nunca llegaron a cumplirse. Y, ahora, Hawai. Esta vez no me lo pierdo. Voy. Me lo regalo por mi cumple porque me apetece pasarme esas horas de cañas hablando de nada y de todo. Repitiéndote que vales muchísimo y, a la vez, intentando interceder con alguna “Amaia” para que triunfes una noche mientras yo me voy con el “negro super bowl” que me habrás conseguido.






¿Qué haré yo aquí? ¿Para qué habré venido?
Esta mañana, esta mañana, me ha dejado mi novia hawaiana. Y yo me pregunto, yo me pregunto ¿qué coño haré yo en las Bahamas? (Aplicable a otros destinos...)



Eres increíble, aunque tú no te lo acabes de creer y me digas que te sobrevaloro. No. Tú sabes que eres diferente a la mayoría de chicos y eso gusta y asusta. Eres inteligente y trabajador. Me gusta hablar contigo porque consigues que me olvide de los problemas con tu tranquilidad absoluta. Eres leal y agradecido. Eres simplemente tú, Carlos. Para mí, eres el amigo que echo de menos aquí y el amigo que quiero tener a mi lado mucho tiempo.



Gracias por hacerme sonreír cada noche. Nos vemos muy pronto.





Pues sí, muy muy pronto. Es más, ahora que acabo de comprar el billete puedo decir que, si mi mala suerte con los viajes no lo impide, me tendrás en Honolulu del 23 de febrero al 1 de marzo. Uf, y todo después de un viaje de más de 24 horas haciendo escala en Miami y "durmiendo" en San Francisco. Pero no pasa nada. Yo, en cuanto vea el mar y me sienta pisando una isla, me olvido de todo el agotamiento. Porque, como dice Carme Riera en su libro Te deix amor el mar com a penyora, "entre mar i mar, entre riba i riba hi ha menys que entre ciutat i ciutat".

Con la cruz a cuestas

Colombia es un país en el que la religión oficial es el catolicismo, su himno incluye la frase "la humanidad entera, que entre cadenas gime, comprende las palabras del que murió en la cruz". Esto ya lo habíamos superado y vemos como una cosa normal la religiosidad de este pueblo. Pero, lo que no podíamos imaginar es lo que hemos visto hoy.



Esta mañana, viniendo a la oficina, hemos ido viendo frentes manchadas de negro. La primera persona que hemos visto así creíamos que tenía una mancha de nacimiento. Pero, nada más lejos de la realidad. La gente ha aprovechado para ir a misa a primer ahora y salir con el símbolo del miércoles de ceniza en su piel.

En las oficinas, hombres y mujeres trabajan hoy con la frente pintada y, por lo que nos han dicho, no se quitan la ceniza hasta que se caiga. Por eso, mejor ir a primera hora y así el resto de tus amigos, de los compañeros de trabajo y de la sociedad en general tiene más horas para ver que has cumplido con las obligaciones cristianas. Aquí, la ceniza no es como la española: es negra y la cruz es grande, para que se vea desde lejos. No sé si creen que cuando desaparece esa mancha, su alma ya está limpia. Pero en mis miércoles de ceniza que recuerdo y a los que íbamos más por obligación o por perdernos una clase a cambio de aguantar una misa, salíamos de la Iglesia con la frente ya limpia. Y ni las monjas del Sagrado Corazón, ni los jesuítas de Montesión nos dijeron nunca que debíamos llevar esa cruz puesta hasta que se limpiara sola.



Hoy, el presidente Uribe firma papeles mostrando su religiosidad y dando ejemplo de lo que es ser "buen colombiano" al resto de sus compatriotas. A mí me parece que es más una forma más del carácter de esta sociedad en la que la apariencia exterior es fundamental para sentirse parte del todo.

Mañana, todas las caras volverán a la normalidad.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Cuatro meses

La gente celebra aniversarios por cualquier cosa. Así que hoy celebraré que ya llevamos en Bogotá cuatro meses. En este tiempo, el miedo inicial ha dado paso a una adaptación, a considerar la ciudad como parte de mí y a verla ya como otra de “mis ciudades”. Hasta ahora tenía tres. Todas en Europa: Palma, Madrid y Roma. Ahora ya puedo sumar esta que, pese a ser agresiva en todo y con todos, ya es un poco mi casa.


En el caso de Bogotá no me pasa como con las otras tres. Sé que estoy aquí de paso. En principio un año, pero puede que algo menos. Tengo ganas de volver a Mallorca y trabajar allí de lo que me gusta, de pasarme el día arriba y abajo entre una entrevista, una rueda de prensa, un reportaje o una fiesta. Quiero asentarme. Pero, de momento, voy a disfrutar la experiencia de vivir por aquí y de poder viajar por la zona.

La capital colombiana nos recibió el 5 de octubre con lluvia y no cambió el tiempo hasta hace unas semanas. Ahora, los días son más largos y hemos pasado del eterno otoño a la eterna primavera. Esa puede ser una de las razones por las que estoy más contenta porque, como bien saben en casa, a mí la lluvia me chafa y me pone muy triste. Cuando veo el sol y el cielo azul, mi carácter se calma, soy más productiva y aprovecho todo mucho más.


Siguen sorprendiendo cosas de la vida diaria: los baños para liliputienses o del mismo tamaño que los del parvulario del Sagrado Corazón, las calles peligrosas, el no poder tirar el papel al inodoro o el tener que ir a pagar todas las facturas al banco (por cierto, hoy tengo que pagar el teléfono). Pero, a la vez, voy descubriendo pequeños rinconcitos que me gustan. Es más, sé que estoy a un paso de descubrir mi “fontana” delante del Panteón donde sentarme con un helado y no pensar en nada más.

Hoy sabré qué pasa con mi vida, al menos qué haré los próximos dos meses. Ahora entran los miedos y las dudas sobre lo que tengo que hacer o lo que puede pasar. Esperaremos unas horas más…

martes, 5 de febrero de 2008

Marcha contra las FARC

Hoy el mundo se ha solidarizado con Colombia. Este país enorme y dividido por múltiples conflictos que llenan las páginas de su historia es ahora el centro de atención internacional. Y ya era hora.


En las selvas colombianas están retenidos por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas) más de 700 hombres y mujeres. Pero, a este número, hay que sumarle todas las víctimas que durante más de 44 años han sido secuestradas, asesinadas y extorsionadas por estos terroristas.


Tras una iniciativa surgida en Facebook por unos jóvenes, todo el mundo ha tomado conciencia de un problema real que impide el desarrollo interno y externo de un país que, por ubicación y recursos naturales podría liderar Latino América.



Hoy yo no me he unido a ninguna de las marchas que se han dado cita en Bogotá a las 12. Pero hemos seguido desde la oficina la que pasaba por la calle 100. La gente se ha vestido con camisetas reivindicativas en las que podía leerse "Colombia soy yo" y, por detras, "no más FARC, no más secuestros, no más mentiras". No sé si se habrán alcanzado los 22 millones de personas en todo el país (la mitad de la población colombiana) que exigían las FARC para pensar que no se les quiere. Pero lo que está claro es que los colombianos, por naturaleza bastante pasivos, hoy han dado un golpe de autoridad y han mostrado su repulsa hacia la losa que les chafa y les va hundiendo.


Ahora el país está a la espera de las nuevas liberaciones. No se está de acuerdo con la política de Chávez, pero devolver a la libertad a cualquier persona bien vale aguantar al presidente vecino con sus ataques de dictador prepotente y hasta las amenazas de atacarnos. Espero que alguien le haga entrar en razón y esas amenazas sean sólo un farol porque, pese a que tiene a la mayor parte de los países en su contra, Irán, Corea del Norte y alguno que otro más de los estados considerados peligrosos están de su lado.

Dejo el enlace de la noticia publicada en el periódico más importante de Colombia:

http://www.eltiempo.com/politica/2008-02-05/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3945957.html

lunes, 4 de febrero de 2008

Fútbol, rejones y Super Bowl

Los domingos en Bogotá me gustan. Aunque no tenga nada que hacer, siempre hay partidos interesantes de la Liga, el Calcio o la Premier por la tele. Pero, hoy, a pesar de haber visto empatar al Mallorca (me abstengo de hacer comentarios sobre Manzano) y ganar al Barça en el último minuto, teníamos un plan diferente.


A las 15:30 horas teníamos una cita con la corrida de Rejones en la Plaza de Toros de Santamaría. El cartel inicial incluía a los Joao Moura (padre e hijo) y a Juan Rafael Restrepo. Al final, y por alguna enfermedad, se ha sustituido al patriarca de los portugueses por el colombiano Piraquive.




La plaza más importante del país es bonita, pequeña (14.500 localidades) pero acogedora. Situada en el barrio de la Macarena y entre edificios grandes y modernos fue construida en 1931 y, actualmente acoge la temporada taurina durante los meses de enero y febrero. Es más, este año entre los maestros que van o han pasado por aquí se encuentran Fran Rivera, “El Juli”, César Rincón, Enrique Ponce, Finito de Córdoba o José Tomás. A estos dos últimos vamos a ir a verlos el domingo que viene si antes Irene no avisa a mis compañeros y les dice que soy una pésima compañera para ver una corrida del más grande matador que hay ahora en España. Pero bueno, intentaré sobreponerme a mi miedo y disfrutar de la faena.




En cuanto a la corrida de hoy cabe destacar el buen trabajo hecho por Joao Moura que, en el primer toro ha sido reconocido con una oreja y, en el segundo, el Presidente no ha querido otorgársela. En cuanto a los dos colombianos, Piraquive ha dado el susto grande de la tarde al alcanzar a su caballo el toro y tirarlo de la montura. Cojeando y dolorido de su cadera derecha se ha levantado, ha ido en busca de su animal y ha continuado con la faena.





Al terminar, Miguel y Rafa se han quedado en la zona y yo he vuelto a casa… ¡en bus! Después de cuatro meses aquí me he atrevido a coger el transporte público, y no me ha ido nada mal. He parado en el super, he hecho la compra y me he venido a casa para ver la Super Bowl. Por primera vez no me ha pillado a las 3 de la madrugada y he podido ver todo el partido animado con los comentarios de la Cadena Ser.



Y aquí acaba mi fin de semana movido y “cultural”. Mañana vuelta al trabajo, esta vez ya con Lucía que ha llegado hoy de su viaje de cumpleaños.

domingo, 3 de febrero de 2008

Tarde de fútbol y cena entre juguetes

Para que yo sea feliz me bastan pocas cosas. Ir al fútbol es una de ellas. Por eso, ayer fue uno de esos buenos días. Nos juntamos cuatro españoles: Albert (becario EFE), Pablo, Rafa y yo y nos fuimos al Campín a ver perder a Millos contra Medellín. En principio teníamos que ir con un colombiano, pero pasó de nosotros y decidimos que ya que era el plan organizado, no íbamos a quedarnos sin ir.


Para mí era la segunda vez que iba al campo y han sido dos partidos muy diferentes. El primero fue la semifinal de la Copa Nissan Sudamericana y el estadio estaba lleno. Ayer, el primer partido del torneo de verano, debía haber media entrada. Eso sí, a pesar de haber menos gente, los “barras bravas”, los ultras en Colombia no dejaron de animar.





El partido fue malo, bastante aburrido. Pero Jonathan Estrada, el jugador que quiero para el Mallorca, volvió a ser el mejor entre los 28 futbolistas que pisaron el césped.

Al terminar el partido, y con la derrota 1-2 de Millos nos fuimos a cenar todos. Lo bueno de ir a ver un partido en el que no te pones nervioso por el resultado es que luego puedes ir a cenar, salir o hablar como si nada hubiera pasado.





El sitio que elegimos se llama “La Juguetería” y es un restaurante muy peculiar. El local, las mesas, los baños y el aparcamiento están recubiertos de juguetes viejos. Los platos se llaman como los personajes de cuentos más conocidos y te cambian tus juguetes por bonos de comida.





sábado, 2 de febrero de 2008

El Museo Nacional




Hay sitios que una descubre por sorpresa y que alegran el día. Hoy he descubierto uno de esos lugares: el Museo Nacional.
Todo ha empezado cuando he ido a la plaza de toros a comprar unas entradas para la corrida de rejones del domingo (Chispi, no pienses “ya la hemos liado” porque los rejones no me dan miedo). El taxi que me llevaba ha pasado por delante de un edificio muy bonito, tipo fortaleza que ha resultado ser el museo. Así que he comprado las entradas y una bota para poder llevar algo de beber, he comido algo y me he ido para allá.

El edificio del museo es una antigua cárcel. Grande pero con el tamaño y las obras suficientes para hacerse una idea de la historia del país sin cansarse en exceso. Una construcción empezada en 1850 y reconvertida en la sede de la colección nacional durante el primer cuarto de siglo XX.


La entrada es barata (3.000 pesos, poco más de 1 euro) y he decidido ver cronológicamente el arte de Nueva Granada, que es el nombre que recibió Colombia entre la conquista y la independencia conseguida con Simón Bolívar. Tras visitar la sala de culturas preconquista he encontrado a un guía que explicaba gratuitamente a quien quisiera escuchar un poco de todo sobre el edificio, las obras y la historia de Colombia y me he enganchado al grupo.



En la sala de conquistadores, y tras preguntar si había algún español en el grupo, he ayudado un poco a contar la situación española en 1492 y se me ha hecho tan raro ver la historia que siempre hemos dado desde el otro lado que me he avergonzado, otra vez, de nuestros antepasados. En España se nos explica que Cristóbal Colón consiguió convencer a los Reyes Católicos para emprender unos viajes en busca de las Indias yendo hacia el Oeste. No se cuenta las barbaridades que cometieron en los nuevos territorios. Nadie explica que los pocos españoles que conseguían sobrevivir de cada expedición creaban ciudades (no como los portugueses que ocupaban las ya existentes) para, desde allí, centralizar el poder y dominar todo el país. Se obvia contar que fuimos los auténticos bárbaros en tierras prósperas y con civilizaciones interesantísimas. Y celebrábamos en el colegio el 12 de octubre haciendo carabelas en cáscara de nuez o en madalenas valencianas que, al bajar del bus y enseñárselas a mamá, nos comíamos para merendar.



Realmente ha sido un paseo de dos horas por la Colombia de los primeros pobladores comerciantes del 900 a.C hasta la actualidad y de pensar que mis “remansos de paz” en esta ciudad se encuentran dentro de los museos, en sitios con poca gente y lo más silenciosos posibles.

Además, aunque estas visitas me gusta hacerlas sola, daría lo que fuera para que Luis me acompañara en alguno de estos museos y me contara todo lo que sabe sobre todo. Aquí, si algo me hace falta es un “amigo cultural”, alguien con quien me entienda a la hora de visitar monumentos, iglesias, museos. Alguien que entienda mi necesidad de entrar en la Historia por medio de lo que nos ha dejado y de disfrutar de unos fines de semana perdidos en cualquier lugar. El año pasado tuve la grandísima suerte de encontrar a Luis y aquí me hace mucha falta. Pero bueno, si las cosas no cambian, en marzo podré suplir este vacío con mis padres y Carmen, con los que ya sé el ritmo que podemos llevar y lo que les gustará. Es un paso.