domingo, 27 de enero de 2008

Más sobre Medellín

Medellín es una ciudad bastante más agradable que Bogotá. La gente es muy amable y trabajadora. Las calles están cuidadas, no hay boquetes en las calzadas y hay semáforos para peatones. Pero, además de todo eso, es una ciudad más pequeña (2,5 millones de habitantes frente a los más de 8 de Bogotá) y es más moderna.





Aunque la feria y la visita a casa de Josune no me dejaron mucho tiempo para pasear por la ciudad, pude ver algunas cosas interesantes.



El miércoles por la noche, con María Olga fuimos al Pueblito Paisa, una reconstrucción de pueblo típico antioqueño situado sobre una montañita. El pueblecito es gracioso, aunque algo pequeño y con un teatro en frente muy feo.



Podrían haberlo hecho más bonito y turístico, pero al menos te haces una idea de lo que era el pueblo hace unas décadas. Tiene su iglesia, la casa del cura, la fonda, unas tiendecitas, la fuente típica en las plazas y hasta una emisora de radio. Además de lo que es el pueblo en sí, hay unos puestos de comida típicos a los que no me atreví a acercarme porque ya había comido cosas típicas y aquí todo es muy grasiento y pesado. Así que, si comes frijoles, calentado, bandeja paisa o alguno de los platos típicos, luego cuesta cenar otra vez lo mismo.



Además de todo esto, al estar sobre una pequeña colina, la vista desde allí es muy bonita y te sientes un poco como en una isla sobre la gran ciudad.



El jueves, antes de ir a la feria para despedirme de los empresarios, me pasé por el museo de Antioquia y la plaza Botero, donde están expuestas muchas esculturas del artista local. El museo no está mal, aunque la sala de arte precolombino estaba cerrada. Además, lo visité con un chico italiano que encontré a la entrada y fue más entretenido. El museo tiene todo un piso de donaciones de Botero. Más de la mitad es de obras suyas y la otra parte, son obras de su colección particular entre las que se encuentra un Miquel Barceló.





De allí fui paseando un ratito por el Paseo Carabobo. Esta zona peatonal llena de tiendas te pone un poco "cara de bobo" porque todo -o eso creo- son imitaciones. Bueno, llegó un momento en que, de tanto ver zapatos falsos, ya no supe ver si las Nike que quería eran verdaderas o no. Así que por allí no compré nada. Pero, aconsejada por María Olga y Josune, quise ir a comprar unos libros sobre Pablo Escobar y una dependienta me mandó al Paseo de la Bastilla. Yo iba allí como si fuera a una librería normal, o a una calle de libreros. Pero, mi mayor sorpresa fue que cuando pedí los libros y al traermelos me confesaron que eran piratas. Sí, copias de libros bastante bien hechas, con las mismas portadas y hasta con las fotos interiores. Eso sí, por el precio de uno normal me llevé 3. Yo, que estoy aquí para promover el producto español voy y compro unos libros de Planeta falsos. Pero bueno, aquí las autoridades permiten estos negocios porque saben que es mejor esto que tener a todos estos "empresarios" metidos en otros asuntos bastante más peligrosos para la ciudad y a mí, aunque me paguen bien, no me va mal ahorrarme unos pesos en mis compras.



viernes, 25 de enero de 2008

Colombiatex de las Américas


Colombiatex de las Américas es una de las ferias más importantes de Colombia. La edición de este año empezó el martes, pero yo no fui hasta el miércoles por la mañana y me pasé toooodo el día allí metida hablando con empresarios, comerciales, asistiendo a dos conferencias y, sobre todo, disfrutando de la parte más entretenida de mi trabajo aquí.


La verdad es que me gustaba trabajar en el Mallorca y en el periódico porque estaba en contacto con la gente, hablaba con unos y con otros. Pero, aquí, la situación es bastante diferente. Por lo normal me paso 7 horas encerrada en la oficina y, aunque las vistas son agradables y somos muchos trabajando juntos, me aburre no estar más en contacto con la calle y con la gente.



Por todo esto y porque también asistí a una conferencia muy interesante sobre "El peso de la moda en la economía colombiana" en el que, entre otras cosas, se dijo que los países sin estaciones gastan mucho menos en moda que los que tienen estaciones. Vamos, una forma muy buena de evadir la idea de que los países sin estaciones suelen ser más pobres... Pero bueno, dejaremos que piensen así y yo lo reflejaré en mi informe...
En cuanto a la feria es un poco aburrida para el público en general, pero la gran cantidad de expositores nacionales e internacionales y los compradores venidos de toda latino américa hacen que sea un buen punto de encuentro entre empresarios y clientes. Y, para mi, eso es lo importante en esta feria pensando que me toca hacer el informe correspondiente, un estudio de mercado sobre el sector textil y también una noticia para la revista del Icex El Exportador.
En cuanto a eso, y a pesar de que Margalida me vaya a reñir, debo decir que estoy algo más contenta en el trabajo porque me han dado muchas cosas para hacer. Además de los informes coñazo sobre conservas vegetales y conservas de pescado, ahora tengo el de textiles, el informe de la feria, la noticia y dos páginas para la revista de septiembre sobre las franquicias en Colombia. Vamos, que ahora ya no me aburro. Es más, este fin de semana trabajaré en casa para poder venderle mejor a mi jefe que necesito vacaciones a final de mes para irme a Hawaii...

miércoles, 23 de enero de 2008

Medellín

Medellín es realmente bonito. Estoy aquí desde el lunes para ir a una feria de textiles y todavía no he ido. Hoy me tocaba, pero ayer hablé con María Olga, la mujer de Kepa, el hermano de mi tío Joseba y quedamos que me llevaría a ver a Josune (hermana de Joseba) y Jorge. Así que hoy ha sido un día social maravilloso.


Aunque el día no ha amanecido bien, al llegar a la finca el tiempo había mejorado mucho y mi felicidad iba en aumento a medida que el sol se abría hueco entre la niebla y veíamos verde, verde y más verde.


La casa de Josune está sobre una montañita y tiene una vista muy buena de los valles y otras colinas cercanas. Allí tienen vacas y cerdos y cultivan pastos y maíz. Viendo la casa no me extraña nada que Josune se haya enamorado de la zona, básicamente porque es un poco como el País Vasco.


Para comer me han preparado un asado colombiano con carne, chorizo, morcilla y arepas. Y, enseguida, hemos salido hacia la represa y a ver el Peñón.

El Peñón es una gran roca que, según dicen, es un meteorito que cayó hace miles de años y que es diferente a todo el resto de rocas de la zona. Desde allí hay una vista espectacular a la represa con sus islitas que recuerda a los paisajes del norte de Europa o de Austria.






De allí hemos vuelto a recoger el coche de Maria Olga y hemos vuelto a Medellín. Antes de traerme a mi hotel, ha querido que conociera a Lorenzo, su perrito.



Para terminar mi día social, he ido a casa de los abuelos de Alejandro, el marido de mi amiga María Ferragut, para llevarles un paquete de Mallorca. Los abuelos tienen un apartamento precioso que parece casi un museo. Las paredes están recubiertas de cuadros impresionantes y de estanterías con libros. Vamos, que ha sido un gran día de conocer o reencontrarme con gente.

Mañana por la mañana me toca feria y, por la noche, más visita a la ciudad. Así que ya seguiré contando con un poco más de ganas porque ahora me duele muchísimo la cabeza. Pero, le había prometido a mi madre que colgaría las fotos hoy y eso he hecho...

martes, 22 de enero de 2008

Eva (Quito) en Bogotá

Bogotá cambia mucho de verla un fin de semana sola a hacerlo con visitas. Por esto, este fin de semana ha sido, para mí, el mejor desde que llegué a esta ciudad. Normalmente los fines de semana hago pocas cosas y, la mayoría, sola. Pero, el viernes llegaron Eva Paíno desde Quito, Elena, la prima de Lucía y su compañera azafata de Iberia, Isabel y, por primera vez en casi cuatro meses nos juntamos cinco mujeres para hacer cosas.

El viernes Eva y yo hicimos más bien poco porque llegamos a casa del aeropuerto sobre las 10 de la noche. Fuimos a cenar al Crepes y nos pusimos al día de las cosas que nos pasan a nosotras y de los cotilleos "internacionales" que conocemos.

El sábado, la cosa cambió, y nos adentramos en Bogotá. El día, como para hacerme un poco más feliz, acompañó y disfrutamos de sol casi todo el tiempo. Por la mañana subimos en funicular a Monserrate, vimos la ciudad desde las alturas y paseamos por el recinto del santuario. Luego, bajamos en teleférico y continuamos nuestra visita por la Candelaria, Plaza Bolívar, Palacio Presidencial, Catedral...



Para comer, encontramos un "rinconcito de paz" dentro del bullicio capitalino y allí estuvimos un buen rato, comiendo y charlando y no oyendo más que a las palomas que se bañaban en una fuente cercana a nuestra mesa.




Por la tarde, y después de tomarnos el reglamentario café en el Juan Valdez, continuamos por el museo Botero y el de la Moneda. Ambos son muy interesantes y están en el mismo edificio: una antigua hacienda colombiana muy bien rehabilitada.




Antes de volver a casa para descansar un poco y salir a cenar, paseamos por unas callejuelas de casas de mil colores hasta llegar a la plaza más hippie de toda la ciudad.



Para cenar, habíamos reservado mesa en el Club Colombia, un sitio hiper chic en el que no nos atrevimos a tomar más que una cerveza y hacernos una foto en plan modelos colombianas. De allí, y camino a otro sitio, nos encontramos con un italiano bastante decente y nos quedamos allí.


El domingo, como si todas fuéramos azafatas de Iberia desayunamos en el Hotel la Fontana, una preciosa edificación, enorme y de bastante nivel. En el bufet, como desesperadas, las tres expatriadas nos lanzamos a la tortilla de patatas que había.

Del hotel fuimos a Usaquén a gastar pesos y pesos en el mercado de las Pulgas. Allí Eva comprendió que esta ciudad te invita al consumismo extremo. Y es que, si una cosa tiene muy buena Bogotá son los artesanos y diseñadores-artesanos que realizan sus piezas únicas o por encargo a buen precio.

Después de comer y pasar un rato en casa de Lucía, tocó volver a casa para despedir a Eva y terminar un muuuuuuy buen fin de semana.

miércoles, 16 de enero de 2008

Sin tetas no hay paraiso

Hoy me tomaré la libertad de criticar una serie que ya me parecía penosa en su país de origen, Colombia y que, ahora, Tele5 ha hecho su propia versión. Sólo he sido capaz de ver 15 minutos del primer capítulo de “Sin tetas no hay paraíso”, pero me ha sobrado.

Antes de nada, quiero avisar de que voy a generalizar con este post y que no quiero que nadie, ni colombianas ni españolas, se sienta ofendida.

Esta serie, "Sin tetas no hay paraíso", transmite unos ¿valores? que en España las chicas jóvenes consideramos que se habían conseguido superar, pero que en Colombia siguen a la orden del día. Las españolas tenemos la suerte de sentirnos libres con nuestros cuerpos. Cada una tenemos nuestros complejos, las cosas que cambiaríamos de nuestro físico o los kilos que nos quitaríamos de un plumazo si pudiéramos. Es cierto que hay chicas jóvenes que se ponen silicona, hay anoréxicas, hay liposucciones en mujeres menores de 20 años. Pero todo ello por nosotras mismas, con las influencias sociales pero decidido por nosotras mismas. El problema es que en otras sociedades no es así, como es el caso de Colombia.

En este país, el regalo estrella de los 15 años de las niñas con dinero es un par de tetas nuevas. A las madres les da igual que a esa edad el cuerpo de la mujer todavía no está desarrollado del todo porque ellas también hace años que están pasando por el quirófano.

Las chicas que no han tenido “la suerte” de tener la plata suficiente en casa como para cambiarse el cuerpo pasan a ser las llamadas “prepago” y salen en busca de un hombre que le pague todo, incluidas las operaciones necesarias para alcanzar los cánones de belleza de este país.

Por último están las mujeres de un nivel cultural medio-alto que no se operan hasta que tienen a su primer hijo y, entonces, el marido las “compensa” con una liposucción y, ya que están en el quirófano, con esa grasa que les sacan del abdomen aumentan sus culos (colas en el argot local) y les recolocan los pechos algo caídos añadiéndoles unos centímetros más de los que tenían.

No nos engañemos, además de sus paisajes, de sus playas y de sus espacios verdes, Colombia es un destino sexual muy apreciado por los extranjeros y, en parte, el hecho de que las mujeres estén educadas para ser sumisas y estar siempre perfectas para el hombre, que no digan nunca que no directamente o que siempre respondan con un “si mi amor”, encanta al, a priori, más reacio. Si a esto sumamos el esfuerzo físico y económico que hacen para tener unos cuerpos de escándalo (o de plástico), la satisfacción del hombre aumenta.

Volviendo a la serie que quería criticar, no me parece vergonzoso el nombre, ni el tema en sí, ni que se trate el mundo de la droga y la prostitución como la forma más fácil y cómoda de salir de una situación económica mala. Es todo ello sumado a que las protagonistas tienen 17 años y esta es una edad en la que las mujeres somos muy influenciables. No digo que se censure la serie, pero sí que las cadenas empiecen a tener un poco de cabeza ante los contenidos que emiten porque no creo que la idea de promocionar una sociedad en la que las mujeres jóvenes pueden conseguir lo que se proponen gracias a un buen par de tetas sea lo más conveniente para nuestro país.

viernes, 11 de enero de 2008

Navidad en Palma

Hace tres semanas que no escribo por aquí. Entre que me pasé dos en Palma y que ésta ha sido un poco de reencuentro con mi nueva ciudad, he tenido el blog un poco abandonado. Pero bueno, a ver si ahora me pongo otra vez.

En Palma fue muy bien, tanto que me ha costado un mundo volver a Bogotá. Muchas comidas familiares (como toca en Navidad), alguna marcha, fútbol, cafés con las niñas, mimitos de mamá... La verdad es que, entre la ciudad, la gente y el trabajo que sé que podría tener allí estoy pensando seriamente en volver pronto, vamos, cuando me llamen de algún sitio y me digan: “mañana empiezas a trabajar”.


Reseñables las fiestas tradicionales: nochebuena en casa, luego a escuchar “La Sibil·la” en la Catedral y resopón en casa de l’avi Lluïsa. El 25, comida con los Alemany y, por primera vez en mucho tiempo toda la familia al completo menos Marga, en la cama. El 26 otra vez en ca l’avi Lluïsa y cuatro días de descanso. Nochevieja en casa, este año poquitos, y después de las uvas, a darlo todo con el SingStars en casa de Pau Estrany. En cuanto a fiestas, sólo añadir la comida del 1 en casa y el 6 con los Morell. ¡Qué divertidos son los días de Reyes en casa de la abuela! Este año han tocado paquetes rojos, no sé cuántos, pero muchos repartidos por toda la sala buena que sólo usamos ese día y los "enanos", además de jugar con sus nuevos juguetes, aprendieron a modelar el barro con Tonia como profesora.





El problema de mis vacaciones fueron las anginas, que me hicieron perder tres días en la cama con muchísima fiebre y, sobre todo, me impidieron ir a ver el Mallorca-Barça. Eso sí, pude ver la remontada de Copa en familia, con menos de 6.000 aficionados en las gradas de Son Moix y sin mis jugadores favoritos en el campo.

Ahora, en Bogotá, menos mal que la cosa está un poco más animada. El viernes que viene Eva Paíno viene a visitarme y el lunes 21 yo me voy a Medellín cuatro días a una feria de textiles. Al menos, no me aburriré. Bueno, y a finales de mes llegan nuevos becarios de cámaras de comercio, así que ya seremos más para liarla un poco. Por cierto, al que ya he visto es a Felipe Zaforteza, vecino en Palma y vecino en Bogotá.