martes, 12 de agosto de 2008

La despedida de Tita

Tita se casa este fin de semana y, como es tradicional en estos casos, las amigas le organizamos una despedida de soltera increíble. En nuestro caso, pasamos de ordinarieces, de símbolos fálicos y de hombres pagados para que se desnudaran. Al contrario de todo eso, decidimos pasar un fin de semana tranquilo y en el que todas participáramos en Menorca.

Después de semanas de preparación y, sobre todo, de reír mientras pensábamos en qué hacer, cómo hacerlo y en la elaboración del material que nos teníamos que llevar, llegó el gran día. El viernes 25 de julio salimos todas antes de trabajar y nos reunimos en el aparcamiento del “moll vell” de Palma para tunear los coches, ponernos el uniforme y salir hacia el trabajo de Tita muy organizadamente.

Despedida Tita


Por supuesto, la novia ya había hecho sus cálculos en cuanto a qué fin de semana iba a ser el elegido para despedir su soltería. Pero no era consciente de la hora ni el día exacto en que pasaríamos por ella. Por eso, cuando de los coches (y de nuestras gargantas) oyó el gran éxito musical “Pepino, pepino”, se emocionó.

Cargados los dos coches hasta la bandera, y con los walkies en manos de las copilotos para mantenernos en contacto, partimos hacia Alcudia. Allí: primer modelito. Tita se convirtió en la azafata del barco que cualquiera desearía: rubia, con una micro falda y un chaleco de avión sólo apto para ser aguantado por una futura esposa. En el barco, mucho agua de valencia y un bingo bien divertido al que se apuntaron los demás pasajeros.

En Menorca, esa primera noche no salimos del hotel y la mitad de las amigas se hicieron un book con la novia que va a ser difícil de superar por el de verdad.

El sábado, nos tocó día de playa y, como Menorca es de las Baleares la más virgen y desconocida, nosotras nos vestimos de hawaianas para ir a la conquista de una de esas calas escondidas. Después de horas y horas a pleno sol, fuimos hasta la otra parte de la isla, Mahón para pasear un rato y cenamos a la inglesa y con pleno sol en la terraza del hotel para llegar a tiempo a ver los caballos de las fiestas de Fornells.

Vaya noche la de las fiestas. Nosotras, iluminadas por los pines chinos, con nuestros velos rojos, en plan cortejo nupcial, y la novia, como atracción principal. Lanzamiento de ramo desde el escenario, manteo y vuelo gracias a un grupo de chicos, streaptess gratuito ofrecido por unos chicos encantadores catalanes, pilladora número uno ampliando su agenda, el pobre Aleix recibiendo calabazas de tres de las once, mucho alcohol (para las que no tenían que conducir) y vuelta al hotel a una hora razonable.

El domingo, además de la visita al PAC para la inyección de primperán, la jornada fue tranquila en Ciudadela. Comida de adultos en el restaurante Ca’n Nito, compras para novios (las emparejadas), regalos de la novia para todas las amigas y un regalo muy especial para mí de todas ellas…

Ahora nos toca la boda y la promesa de que, aunque ninguna se case, cada año tenemos que hacer un viajecito para nosotras. Esperemos que se cumpla…

1 comentario:

amaranta dijo...

Por lo que veo la despedida a superado todas las espectativas!!! Qué divertido! Me alegro un montón!!

A ver cuándo tengo yo la suerte de poder disfrutar de esa islita tuya!
Un beso!