En cuanto a la comida colombiana, es bastante pesada, pero a mi me gusta. ¡Hasta he comido plátano frito! Eso sí, lo mejor de esta ciudad para comer son los postres de la cadena Crepes&Wafles (una especie de Vips colombiano).
Por cierto, esta foto se la dedico a "ses meves germanes perquè sé que en veurer-la voldreu venir a probar aquests wafles amb nutella...". Bueno, aunque ahora me tengo prohibidos estos dulces, la primera semana, en uno de esos momentos de bajón, las mujeres tuvimos que recurrir a una buena dosis de chocolate. La verdad es que una ración de wafles alegra a cualquiera y las penas se nos pasaron por unas horas. Además, lo que son las cosas, esos wafles hicieron de pared para todo lo que bebimos esa noche (que no fue poco).
Otro de los grandes descubrimientos de Colombia son los jugos de frutas. Aquí hay una cantidad de fruta y verdura buenísima y barata. Hemos conocido la guayábana, el lulo, el maracuyá y muchas frutas más. La verdad es que en todos los restaurantes sirven zumos naturales muy buenos y a buen precio.
Otra de las cosas que hemos probado, son las galletitas de Halloween (de las que no tengo fotos). Aquí, como en casi todo el mundo, se celebra halloween y todas las tiendas y muchas casas están decoradas con calabazas y cosas típicas de estas fechas. Además, hacen unas galletitas con formas de murciélago, calaveras y calabazas que saben un poco a los crespells mallorquines de semana santa. Bueno, aunque sea con seis meses de diferencia a nuestras fechas normales, puedo decir que he comido crespells en Bogotá.
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