viernes, 14 de diciembre de 2007

Río. Día 3

Río de Janeiro, 8 de diciembre de 2007

Hoy ha tocado playa, playa, más playa y samba, samba y más samba. La verdad es que ninguno de los dos planes es mi favorito para pasar un día, pero he disfrutado tanto que creo que tengo que cambiar mis preferencias...

Ayer por la noche fuimos a tomar unas caipirinhas con las primas de María que terminaban su viaje de dos semanas por Brasil y esta mañana nos hemos levantado algo tarde. Hemos ido a desayunar unos buenos jugos de zanahoria (para ponernos más morenas) y directas a la playa. Aquí (como en Cádiz pero más) no paran de pasar vendedores entre los bañistas. Unos venden queso caliente, otros camarones (llevan una barbacoa portátil), helados, bebidas, pareos, bikinis, galletas, crema solar. Vamos, que no hace falta llevar nada a la playa porque lo puedes comprar todo allí.






En cuanto al Atlántico, el agua está bastante más caliente de lo que esperaba, pero por comparación es como la de principios de junio u octubre en el Mediterráneo. Es divertido, porque hay olitas que rompen en la orilla. Pero también es peligroso por la resaca y esas mismas olas que te tiran y bebes bastante agua (al menos a mí, que soy bastante patosa, me pasó).

Por la noche, la cena en Lapa y unas caipifrutas en un puestecito bajo los arcos para aguantar la marcha brasileña. El local elegido ha sido el Sacrilegio, y hemos bailado (yo no mucho) toda la noche con música en directo muy buena.





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