martes, 18 de diciembre de 2007

Río. Día 5 - Sao Paulo

Rio de Janeiro - Sao Paulo, 10 y 11 de diciembre de 2007.

¿Qué problema transmitiré yo a los aviones que no pueden salirme bien del todo mis viajes?

El lunes, con una pena tremenda me despedí de Pati y me fui hacia el aeropuerto de Río. Allí, después de hacer una hora y 20 minutos de cola para facturar, me entero de que mi vuelo sale con retraso y, por lo tanto, llego a Sao Paulo más tarde de lo previsto. Pero bueno, no pasa nada porque no tengo la conexión con el vuelo a Bogotá hasta las 7:30 de la tarde. Así que salgo de la sala de llegadas y está Fernando (el taxista de Eva) con un cartelito y mi nombre. Después de más de una hora en el taxi y unas conversaciones surrealistas en portuñol, llegamos a la oficina de Eva. Comida rápida y vuelta al aeropuerto.



Aquí empieza mi odisea. Cuando llego al control de vacunas (sí, me miran el pasaporte de vacunas por la fiebre amarilla) me dicen que mi vuelo no existe y que el único que hay a Bogotá es a las 15:30, así que no tengo forma de volver a casa... Pregunto, imploro, que me manden a cualquier otro sitio del que pueda coger un enlace y estar al día siguiente en el trabajo. Pero no hay forma de convencer a la de Varig (la compañía brasileña). Así que me dice que la compañía me pone un taxi hasta el hotel y me pagan una noche allí. Pero, como está Eva y la charleta de una hora me ha parecido totalmente insuficiente, la llamo y cambio el hotel por un colchón en su casa. La verdad es que, dentro de lo malo, estar unas horas más con Eva, cenar en un restaurante italiano de Vila Magdalena, hablar más y más y recordar los seis meses que pasamos juntas en el CECO ha compensado la putada de perder un día entre aeropuertos, taxis y aviones.




Como en la oficina de Sao Paulo empiezan a trabajar a las 8 de la mañana, pedí a Varig que me pasaran a recoger a las 7 de la mañana. Llego al aeropuerto pasadas las 8 y, al menos, me dejan entrar en la sala VIP, donde estoy horas y horas, tomo café, me quedo dormida en una butaca, leo, bebo una coca-cola, sigo leyendo, vuelvo a beber algo más y así durante más de 5 horas. Al final, después de otros problemas en aeropuertos, el avión sale y sobrevuelo Brasil, aterrizamos en Manaos y volvemos a salir para, por fin, llegar a "mi ciudad". Por cierto, ¡la vista del Amazonas a la llegada a Manaos es increible!




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tanto tanto quejarte pero te estás dando la vida padre eh LLuc??? así que keep on disfruting y no pares!

Yo no puedo visitar becarios porque el más cercano está a tomar por culo, pero bueno sigo de viaje por estas tierras.

Un besooooooooo

Tita Salom dijo...

Bono lluqueta...!Ya veo que es mas grande Fuera Mallorca que mallorca... y tu te lo estas recorriendo todo...no, si no vivimos mal ni res... Bueno, ya no te voy a contar nuestras novedades xq de aquí menos de 10 dias ya nos vemos i farem unes boones xerrades!!bueno reineta!!
Fins molt prest!!