lunes, 11 de febrero de 2008

Proletarias del amor

Aprovecho que estoy en la oficina para dejar un artículo que ha publicado hoy el Diario de Mallorca y con el que me siento 100% identificada. Más tarde ya colgaré yo otro que tengo en mente...

PROLETARIAS DEL AMOR

MERCÈ MARRERO Esto es lo que somos mis amigas. Unas mujeres de condición trabajadora. No sólo para ganarnos las papas sino, y esto es lo triste, para ganarnos los afectos. Hemos llegado a la conclusión (juzguen ustedes si es, o no, triste) de que cualquier manifestación cariñosa de la otra parte nos cuesta sangre, sudor y lágrimas. Una cita, un beso, un escarceo, una relación y todos los sucedáneos imaginables. Hay féminas que nacieron con una estrella bajo el brazo. Entran en un local y triunfan. Salen del mismo y van seguidas de un nutrido séquito de pretendientes. Se mueven y son admiradas. Cautivan con la mirada. Hablan y son escuchadas. Quieren romperle el corazón al Don Juan de turno y, como salpicadas por el dicho "sus deseos son órdenes", el Don Juan de turno se despoja de su caparazón de hombre embaucador, pierde su distinción y su tratamiento señorial y pasa a convertirse en un perrito faldero. Vaya suerte tenéis, mujeres seductoras. Me río cuando un hombre suelta el topicazo de que somos las féminas las que decidimos el quién, el cómo, el cuándo, el dónde y, si me apuran, el porqué. Quien de verdad crea semejante ensueño que venga a hablar con nosotras. Mis amigas prometemos tratarle bien y no ser descorteses. Ahora bien, le explicaremos cuál es nuestra realidad. Nuestra dura realidad, si me lo permiten. Si expresamos nuestras emociones (ejemplo: "me gusta estar a tu lado"), nos acusan de ser evidentes y carentes de misterio. Cuando trasladamos nuestras necesidades (véase: "estaría muy bien que dejases de opinar sobre mi atuendo y entendieses que me gusta vestir a mi manera y no a la tuya"), nos critican de ser unas chulitas que no tenemos en cuenta las opiniones de la pareja. En el momento en que comunicamos una necesidad (supongamos: "me encantaría que tomásemos una copa juntos"), ellos piensan que somos demasiado lanzadas y la consecuencia devastadora es una veloz huida en sentido contrario. Con el rabo entre las piernas (en sentido figurado, claro está).

Las proletarias del amor somos un grupo de mujeres que siempre tenemos que dar el primer paso, enviar el primer mensaje, hacer la primera llamada, soltar el primer piropo, proponer la primera cita, lanzarnos para conseguir el primer beso y, todo eso, sin ocupar el primer puesto de ninguna lista de cautivadoras irresistibles. "Me das un poco de miedo porque creo estar delante de Agustina", le dijo él después de una discusión sobre cuestiones políticas. "¿Agustina?", dudó ella. "Agustina de Aragón. La que disparó un cañón sobre las tropas francesas. Soy un franchute cualquiera en tu valiente vida. No estoy a la altura ni de tu inteligencia ni de tu ironía. Lo siento", y colgó el teléfono. "Vaya", se dijo ella a sí misma "Y yo que pensaba que esto era el principio de una buena amistad". Será falta de habilidad, desconocimiento de las tácticas del poner los ojos en blanco, boquita de piñón, bracitos en jarras y morritos. Cuando decimos "sí" queremos decir "sí" y cuando decimos "no" queremos decir "no". Somos poco prolíficas en los "a lo mejor", "quizás" y "puede ser". Y esto, claramente, cotiza a la baja en la bolsa de la seducción. Viva la dictadura del proletariado.

Diario de Mallorca, lunes 11 de febrero de 2008

3 comentarios:

Anónimo dijo...

És molt bo! M'ha agradat ben molt!

(per cert, t'ho havia de dir, ja sóc llicenciada!!!!)

Aina.

Anónimo dijo...

Hola¡¡¡

Soy Cris, la que esta con Eva en Sao Paulo, y otra proletaria, ahora encantada de saber que no soy la única ;-)

Me ha gustado mucho el artículo.....y el resto del blog¡¡¡

Que disfrutes de colombia¡¡¡

Un beso

amaranta dijo...

¿Mercè Marrero? ¿Seguro que no lo has escrito tú?
Besote!