viernes, 11 de abril de 2008

Me gusta el fútbol

Como este es mi blog, y hablo de lo que quiero y de lo que siento, hoy voy a volver a hablar de fútbol. De lo bonito y lo justo que es a veces, y de la mierda que es en otras ocasiones. Es lo que tiene ver como un equipo pierde por dos fallos cuando tenía a toda España alucinando con su gesta (hasta Raúl gritaba en las gradas animando a sus rivales en otras ocasiones).

El martes, el Liverpool y el Arsenal ofrecieron uno de los mejores espectáculos que puede dar la Champions. Ayer el Barça volvió a hacer su juego de esta temporada: aburrido y sin ganas, y no hubo pañolada en el Camp Nou porque se clasificaron para semifinales. Y, hoy, el fútbol, ha vuelto a demostrar que puede ser el deporte más injusto del mundo.

Los que somos de equipos pequeños, creo que nos sentimos “hermanados” con otros españoles cuando llegan a partidos importantes. En el caso de los que hemos vivido años de gloria de nuestros equipos, nos debatimos entre la envidia y la admiración por los cambios de ciclo futbolístico. Y, hoy, yo me he sentido azulona, del Getafe, de sus jugadores y, principalmente, de Braulio y Cortés, a los que conozco y han hecho un partidazo los dos.

Pero, la gloria, no les llega siempre a los que se la merecen y el Bayern, en su estilo, se ha llevado un partido que no se merecía para nada. Ni por fútbol, ni por los comentarios hechos por Beckenbauer, ni por su afición, ni por nada de nada. Al final, la experiencia pesa a su favor y los goles en el último minuto, también.
Lo siento, pero hoy me he alegrado (10 años después), de que el Manchester se llevara esa Champions en el Camp Nou, ganándola con la misma medicina que normalmente le da los partidos al Bayern: marcando 2 goles en el último minuto.

Hoy tengo ganas de fútbol en directo, de estar en un estadio jugándome algo. Hoy volvería a ese 22 de abril de 1999, en el Lluís Sitjar y ver otra vez el partido Mallorca – Chelsea (cuando no era el Chelsea de Drogba, pero sí del Chapi Ferrer) de semifinales de la Recopa. Y luego, una semana después, a Birmingham, aunque sea para ver perder al Mallorca su primera final europea contra la Lazio.




(Este video, de la llegada del Mallorca a Palma desde Birmingham, pone los pelos de punta a cualquier aficionado y sé que Juana, Tita, Nacho y Juan Ribas, mis compañeros de fútbol en esa época, también lloran cada vez que lo ven)

Tampoco le haría un feo a la final de Copa del Rey de Valencia en el 98, ni mucho menos a la de Elche del 2003. Pero, igual que eso, ahora mismo me haría feliz saber que puedo ir a ver la final de Champions (y más si es un Liverpool – Manchester), o a cualquier partido de la Eurocopa. Como eso no podrá ser, espero que mis niños del Juvenil lleguen a la Copa del Rey, y que el Mallorca B se vuelva a jugar el ascenso para que, al llegar a Palma tenga mucho Fútbol (con mayúscula) que ver.

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