miércoles, 2 de abril de 2008

Tayrona y Pueblito

El Parque Tayrona es uno de las grandes reservas naturales que engloba Colombia. Situado en la costa de Santa Marta incluye bosque tropical, playas enormes y de grandes olas, animales de todo tipo y hasta un poblado indígena abandonado tras la llegada de los españoles en el siglo XVI y reconstruido como atractivo turístico.

A Pueblito nos dirigimos Carmen y yo el segundo día de estancia en las posadas. Al principio teníamos que ir los cuatro pero mi padre estaba muy constipado y ellos dos fueron a hacer otra excursión más sencilla.

La subida es bastante dura. Pero la llegada merece la pena. El asentamiento está lleno de terrazas de piedra en las que los indígenas organizaban su vida social, Además, como sus creencias no les permitían pisar la tierra, todo el poblado y la bajada hasta el mar está empedrado.



Así como la subida, que la hicimos por la parte menos transitada, estuvo bien, la bajada fue mucho más dura. El camino, durante una hora, es de grandes rocas entre las que se ven huecos bastante peligrosos. Nosotras íbamos equipadas para la excursión, con buen calzado y agua, pero gente que subía por allí lo hacía en chanclas y sin nada líquido para tomar. Entre los que nos cruzamos en el tramo hasta la playa estaba Albert, el becario de la Agencia EFE de Bogotá y, después de hablar un ratito, nosotras seguimos nuestra marcha hacia la playa y él hacia arriba.


La llegada a la playa fue un poco decepcionante. El parque, en Semana Santa se convierte en un camping de domingueros cutre y la costa, pese a ser preciosa, no permite el baño en muchas partes. Además, nosotras estábamos tan cansadas que, el mero hecho de pensar en ponernos el bañador y luego tener que vestirnos de nuevo se planteaba como un suplicio grande. Así que, después de comer, le dijimos a nuestro guía que podíamos emprender el camino final hasta casa y, en la parte que se hizo más larga de todo el día, anduvimos casi dos horas hasta la salida del parque y volvimos a nuestra cabaña.




La excursión, sin duda, mereció la pena, aunque el dolor de piernas que paseamos los siguientes tres días nos hizo reconocer nuestro mal estado de forma...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aunque no salga en las imagenes, yo tambien estuve alli, sude como una trutja, camine como una scout (principiante) ya q se iba a mi ritmo... y recorde traumas infantiles... una experiencia para hacer 1 sola vez en la vida!!
A ser felices.
Carmen